Brecht y Bonhoefer: distanciamiento y estupidez



Para hablar de Brecht y su propuesta de Verfremdungseffekt o efecto de distanciamiento y Bonhoefer y su teoría de la estupidez, es necesario comprender el contexto histórico en el cual surgen sus planteamientos, y la relación entre descontento popular, manipulación emocional y oportunismo.

La llegada del Partido Nazi al poder en Alemania en 1933, fue el resultado de una serie de factores económicos, sociales y políticos que crearon un contexto propicio para el ascenso de una ideología extremista.

En primer lugar, la devastadora crisis económica de 1929, conocida como la Gran Depresión, tuvo un impacto devastador en Alemania. La economía del país ya estaba debilitada como consecuencia del Tratado de Versalles (1919), que imponía duras medidas de reparación de la guerra. La crisis exacerbó el desempleo, la pobreza y el malestar generalizado entre la población, lo que llevó a muchos a buscar soluciones radicales. El Partido Nazi, liderado por Hitler, aprovechó este descontento ofreciendo promesas de estabilidad, trabajo y la restauración del orgullo nacional.

Por otro lado, el desgaste del gobierno democrático instaurado tras la Primera Guerra Mundial, derivó en una inestabilidad política. La Constitución vigente permitía una gran fragmentación política, lo que dificultaba la formación de gobiernos sólidos. Los partidos moderados no pudieron ofrecer propuestas atractivas que enfrentaran el auge de los discursos extremistas. A su vez, la Constitución vigente, permitía la suspensión de derechos civiles y el gobierno por decreto, lo cual creó un ambiente propicio para el autoritarismo que favoreció el crecimiento de líderes como Hitler.

Finalmente, la manipulación de Hitler y sus seguidores, su habilidad para explotar el resentimiento popular, el revanchismo y la falta de unidad de los opositores permitieron que los nazis ganaran apoyo entre amplios sectores de la sociedad alemana. La combinación de estas condiciones, junto con el carisma y la estrategia política de Hitler, facilitó la llegada al poder de los nazis en enero de 1933.

Es en este contexto convulso y adverso para el pensamiento crítico, dónde surgen las propuestas de Brecht y Bonhoefer, como un intento de apelar a la razón y la sensatez; el primero, a través del teatro; el segundo, a través de sus escritos teóricos.

 


El efecto de distanciamiento de Bertolt Brecht y la teoría de la estupidez de Dietrich Bonhoeffer surgen en un momento clave de la historia, cuando un régimen autoritario, se valía del discurso manipulador para nulificar el pensamiento crítico de los individuos.

Bertolt Brecht, dramaturgo y poeta alemán, desarrolló su teoría del "distanciamiento" o "efecto de distanciamiento" (Verfremdungseffekt) en un intento por hacer que el público mantuviera una actitud crítica y reflexiva sobre los temas tratados, en lugar de dejarse llevar solo por la emoción de la trama. Brecht observó cómo la sociedad alemana de su tiempo era manipulada a través de los discursos de odio. A través de arengas y discursos altamente emocionales, el régimen canalizaba todo el resentimiento, la frustración social y el revanchismo, hacia algunas minorías raciales. Así, en el discurso, estas minorías se convertían en los chivos expiatorios culpables de todos los males del país. Y mientras más enojada estaba la gente, menos pensaba. De ahí que Brecht viera la relación: alta emotividad-menor pensamiento crítico, como algo que se debía combatir.

El distanciamiento, como su nombre lo dice, buscaba evitar que el espectador se vinculara emocionalmente con el "objeto de estudio" (la problemática social tratada en la obra). Por eso, ubicaba la acción en un tiempo o lugar "lejanos al espectador". Sus obras suceden en lugares remotos o exóticos (como un poblado pequeño en China en El alma buena de Se-Chuan), o en el pasado (como La vida de Galileo ambientada en 1609). De esta manera, la identificación entre el público y la acción podía neutralizarse y propiciar el cuestionamiento de las injusticias representadas en el escenario.

Además de estos elementos, Brecht se valía de otros recursos escénicos que reforzaban el efecto de distanciamientos como:

·        Romper la "cuarta pared", haciendo que los actores se dirijan al público directamente.

·        Uso de carteles o textos proyectados durante la obra para explicar o comentar ciertos aspectos.

·        Inclusión de música o canciones que fomenten la reflexión.

·        Cambio de escenografía o vestuario de manera que recuerde que la obra es una representación.

En resumen, Brecht intentó evidenciar en sus obras que los problemas sociales eran complejos y que no podían reducirse a blancos y negros, buenos y malos, como lo intentaban simplificar los discursos maniqueos y melodramáticos del régimen. Para Brecht, el teatro es una forma de discusión pública sobre las injusticias sociales y no un divertimento o evasión de la realidad.


Por otro lado, Dietrich Bonhoeffer, quien, al igual que Brecht, estaba en contra de la manipulación, la mentira y la injusticia, formuló una teoría sobre la estupidez humana. Bonhoeffer argumentó que la estupidez es el fenómeno por el cual, personas inteligentes deciden dejar de pensar críticamente y aceptan las ideologías de forma dogmática. La estupidez, en su visión, es una forma de ceguera que deforma la estructura ética de las personas y los lleva a aceptar injusticias sin cuestionarlas si provienen de líderes con quienes se identifican emocionalmente. En el contexto del nazismo, muchos individuos se dejaron arrastrar por la propaganda oficial o cedieron ante la presión social, lo que Bonhoeffer veía como una manifestación de esa "estupidez". De este modo, las personas no sólo cerraban los ojos ante los horrores del régimen, sino que, se volvían cómplices al ser incapaces de cuestionarlos o resistirlos.

El nazismo puede entenderse como un fenómeno de manipulación de las emociones del pueblo alemán. A través de la propaganda y el control de los medios de comunicación, el régimen fomentó una atmósfera de normalización de la injusticia, la mentira, la impunidad y el abuso de poder. Ante esto, el "distanciamiento" de Brecht y la teoría de la estupidez de Bonhoeffer, surgen como propuestas éticas para enfrentar la manipulación del régimen nazi, pero que perviven hasta hoy como herramientas para mantener la autonomía crítica frente a las narrativas engañosas de cualquier régimen autoritario.

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