La biomecánica de Meyerhold
La biomecánica, en su sentido amplio y
literal, es el estudio de las leyes del equilibrio y del movimiento en los
seres vivos; sin embargo, Meyerhold, al proponer su nueva forma de
entrenamiento actoral, la llamó de la misma manera. Por tal motivo, hago la
aclaración en el título, de que se trata del modelo de entrenamiento elaborado
por Meyerhold, y no, de un estudio médico o deportivo.
Por otro lado, es necesario comentar que
los planteamientos meyerholdianos no siempre son claros y concretos por lo que
es difícil su estudio. Sin embargo, aun tomando en cuenta este inconveniente,
no podemos negar la increíble intuición de Meyerhold y la cantidad de caminos
que abrió para investigaciones posteriores —investigadores tan importantes como
Jerzy Grotowski y Eugenio Barba mencionan entre las influencias que marcaron su
trabajo a Meyerhold y su biomecánica—. De ahí la importancia y trascendencia de
este hombre de teatro.
Cómo hacer visible la
emoción
Al
comenzar sus investigaciones, Meyerhold se preguntó cuál era el mejor camino
para motivar la emoción en el actor. Comenzar por la psicología al estilo de
Stanislavski, o construir el movimiento físico para llegar a través de él a la
emoción.
Meyerhold encontró la respuesta a esta
interrogante en las observaciones de William James, filósofo y psicólogo
norteamericano [1842- 1910], que sostenía que la emoción era el resultado de
los distintos estados del cuerpo, porque según él, el estado del cuerpo viene
primero y después le sigue la emoción.
A este
respecto se puede citar a James, filósofo y psicólogo americano […] quien nos
cuenta un caso interesante: “Un hombre comenzó a correr fingiendo que estaba
aterrorizado porque le perseguía un perro. No había ningún perro, pero se puso
a correr como si tuviera miedo. Mientras corría nació en él una sensación real
de miedo.” (Meyerhold, El actor sobre la
escena)
Apoyándose
en este ejemplo, Meyerhold concluyó que aún más importante que sentir la emoción,
era expresarla a través de una acción física. Para él en contraposición a
Stanislavski, ya no fue tan importante si el actor sentía o no la emoción, sino
el efecto a provocar en el espectador. Al continuar investigando el experimento
de James, Meyerhold descubrió que podía ordenar el proceso de la acción física
en tres fases: intención, realización y reacción.
La intención es un proceso mental por
medio del cual se crea una necesidad o un objetivo en el actor que lo lleva a
realizar una acción física. Utilicemos el ejemplo del perro y el hombre. A este
último se le proporciona una indicación: “Hay un perro que se acerca y quiere
morderte.” La información se procesa en su cerebro. Aún no se ha realizado
ninguna acción física, pero esta indicación ya ha creado una serie de tensiones
musculares como traducción de la necesidad de seguridad. El hombre se enfrenta
a un problema que exige una solución inmediata.
La realización está marcada por una
serie de reflejos físicos y vocales enfocados a satisfacer la necesidad o el
objetivo de la primera etapa. Por eso la realización es siempre una o varias
acciones físicas. Regresemos al ejemplo, la realización corresponde a la acción
física de correr, que también puede estar acompañada de una acción vocal como
un grito. A través de estas acciones, el hombre responde a la necesidad de
seguridad que se le presenta.
La última etapa corresponde a la
reacción, que es una disminución de tensiones, resultado de la consecución del
objetivo o satisfacción de la necesidad de la etapa anterior. En caso de que
estos no queden satisfechos, el ciclo queda inconcluso y la reacción prepara al
hombre para el inicio de un nuevo ciclo. Por lo tanto, es hasta esta etapa
donde conocemos si las necesidades u objetivos han quedado satisfechos.
En el ejemplo, la reacción está marcada
por una disminución de tensiones musculares, el descenso en los niveles de
adrenalina y la falta de oxigenación en el cerebro a causa de su súbita
combustión en los músculos de las piernas, esto hará que el hombre experimente
un leve mareo. Todos estos síntomas nos proporcionan la información que
necesitamos para cerrar el ciclo: el hombre ha escapado del peligro. La
reacción es el desenlace, el epílogo de la acción. Sin ella, el ciclo queda
incompleto.
Es necesario aclarar aquí que Meyerhold
ya no se preocupó de la emoción como tal, sino de sus manifestaciones físicas,
porque son éstas, las visibles y que en resumidas cuentas dan la idea al
espectador de la emoción del personaje; corresponda ésta o no a la que
experimenta el actor. Dicho de otra manera, lo importante para Meyerhold no es
si el actor comparte la emoción del personaje, sino que el público perciba la
emotividad del personaje.
Cabe mencionar que la división de la
acción en tres partes fue utilizada por Meyerhold durante el proceso de
montaje, para organizar los puntos climáticos de la acción, darle lógica y
coherencia a las actuaciones y unidad al conjunto. El siguiente paso para el
mejor entendimiento de la propuesta meyerholdiana, está en conocer las dos
tendencias de actuación y la forma en que cada una se enfrenta a la tarea
creativa del actor.
Dos tendencias de
actuación
Hasta
la fecha se conocen dos formas por medio de las cuales el actor encara su
trabajo creativo. Estas formas se refieren a la posición que toma frente al
personaje a interpretar en una obra. Si el actor se identifica con el
personaje, es decir, lo toma como si fuera él mismo bajo una circunstancia
dada, entonces está refiriéndose al personaje en primera persona: “yo soy el
personaje”, y reacciona como reaccionaría él mismo —actor— bajo circunstancias
similares. Así, está encarando su labor creativa desde una postura vivencial.
Pero si, por otro lado, el actor no se identifica con el personaje, es decir,
lo toma como si fuera cualquier persona menos él, y necesita imaginar y copiar
de los modelos que se le presentan en la realidad, las características de tal
personaje, creando una forma de caminar y de hablar diferente, entonces, este
actor, se refiere al personaje en tercera persona: “el personaje es así”, y con
base en lo que ha imaginado y copiado, reacciona de una manera que puede no
parecerse en nada a la forma en la que él mismo reaccionaría ante
circunstancias similares. Aquí estamos frente a un actor que encara su labor
creativa desde una postura formal.
En
general, estas son las dos maneras con las cuales el actor puede acercarse al
personaje, pero también existe otro parámetro para identificar si el actor toma
una postura o la otra, y ésta se refiere a la forma en la cual el actor se
relaciona con los otros actores y con el público.
El
actor vivencial, al hacer reaccionar a su personaje de una manera muy similar a
la propia, necesita que sus compañeros lo estimulen también, de una manera muy
similar al de la realidad cotidiana. Entonces, la atención del actor se
concentra en recibir tales estímulos y reaccionar a ellos, dando a su vez
estímulos a sus compañeros como en un juego de ping-pong. Por tal motivo, el
receptor primario de los mensajes del actor es su compañero o compañeros
actores. El público pasa, en el momento de la representación, a un segundo
plano de importancia. Esto responde a un proceso lógico, si el actor, como
jugador de ping-pong, pone gran parte de su atención en recibir y contestar esa
pelota a su compañero, entonces, el público deja de tener un lugar
preponderante.
Por
otro lado, el actor formal, al construir una serie de características externas
a él para representar al personaje, concentra gran parte de su atención en
mantenerlas. Y como sus compañeros actores también están concentrados
primordialmente en eso, la interacción entre ellos pasa a un lugar secundario
de importancia. Ahora bien, tales características están creadas para que el
público vea al personaje. Por lo tanto, el actor formal está más preocupado en
lo que ve el público, que en darle estímulos a sus compañeros actores. Además,
el actor formal recibe ese nombre porque su atención está concentrada en
cuestiones de forma —cómo habla, cómo se mueve, cómo mira—, mientras que el
actor vivencial está más concentrado en reaccionar a los estímulos como en la
vida real.
Teatralidad y Naturalismo
Antoine
en Francia, Brahms en Alemania y Stanislavski en Rusia, trabajan el naturalismo
en sus respectivos teatros con montajes impactantes y renovadores. Todos ellos
rompieron con los decorados planos y bidimensionales para transformar el espacio
escénico en un lugar habitable. Esta relación del actor con el espacio escénico
significa un nuevo enfoque del hombre y su mundo. Ya no está la figura humana
separada del mundo bidimensional al cual no puede entrar, está inmersa en ese
mundo, es parte de él y la relación entre ambos es determinante.
Todo
esto significa un avance importante con respecto a la concepción del hombre en
el mundo. El hecho de transportar la vida cotidiana del hombre a la escena es
un intento de observar tales acciones al microscopio y darle importancia al
individuo común. Se observó al hombre y su relación con el medio social a
fondo, pero se dejó de lado la relación del hombre con su fantasía. Ante esto,
surge una corriente que se inclina hacia el simbolismo.
Entre
quienes apoyaron esta corriente opuesta al naturalismo encontramos a Adolphe Appia
y Edward Gordon Craig. Por su parte, Meyerhold, propuso un regreso a la
teatralidad, donde el teatro se presenta de una forma teatral. La lógica de
Meyerhold era que el teatro es diferente de la realidad pues siempre está
inmerso en los terrenos de la ficción. Comprendió que era innecesario tratar de
crear una ilusión de realidad en la escena, ya que la realidad y el teatro se
rigen por distintas leyes.
[…] muy
pronto la propia dinámica de la escuela biomecánica impulsa a Meyerhold y sus
colaboradores a nuevos experimentos y los telones son suprimidos,
desapareciendo igualmente todo tipo de elementos de tipo realista. Poco después
se elimina la boca del escenario, haciendo avanzar a éste hasta el centro de la
sala, con lo que queda convertido en una especie de pista de circo, en medio de
la cual se montará lo que se llamó “la construcción”, una serie de elementos
ensamblados, rampas, escaleras, ruedas giratorias, sobre las que los actores,
convertidos en funámbulos, declamarán los parlamentos de la obra, alternando
sus recitados con acrobacias y equilibrios. (José Hesse, Breve historia del teatro soviético)
El
concepto de teatralidad se conecta directamente con la supremacía del gesto
sobre la emoción y con la tendencia formal en la actuación que propone la
biomecánica meyerholdiana. Pero, después de todo, ¿qué es la biomecánica de
Meyerhold?
Biomecánica, ¿una
técnica actoral?
El
primer paso para responder esta pregunta consiste en descubrir si Meyerhold
realmente se propuso crear una técnica de actuación. Es difícil saber si
Meyerhold, al abandonar el Teatro del Arte, ya tenía esta idea en la cabeza. A
este respecto, Meyerhold dice: “El nuevo arte no sólo tiene necesidad de nuevos
actores y nuevas obras, sino también de una técnica nueva.”
Pero,
con esta afirmación, solo podemos deducir que Meyerhold estaba consciente de la
necesidad que tenía el teatro de su época de encontrar nuevas propuestas
escénicas en cuanto al entrenamiento de los actores, la dramaturgia y la puesta
en escena en general. Sin embargo, no podemos afirmar categóricamente que el
objetivo inicial de Meyerhold fuera crear una técnica de actuación. No existe
ningún texto, por lo menos en los que se encuentran a nuestro alcance, en el
que Meyerhold diga tal cosa. De cualquier forma, al seguir la evolución de sus
investigaciones, que además fueron más prácticas que teóricas, parece que su
objetivo inicial no fue crear una técnica de actuación, sino una nueva forma de
espectáculo teatral. Para lograrlo, necesitaba nuevos actores preparados bajo
circunstancias diferentes a las de su época.
Ante el
problema de la formación de estos nuevos actores, Meyerhold se vio obligado a
buscar ejercicios y a experimentar con diversas formas de entrenamiento,
principalmente físico. Como consecuencia de estas experiencias, fue
seleccionando, ordenando y sintetizando los ejercicios para llegar a las
conclusiones teóricas que hemos visto. Así, la biomecánica no fue un fin en sí
misma, sino el medio. La biomecánica fue propia de un solo momento histórico y
de un director en particular. Por lo tanto, no es una técnica, pero tampoco es
un puñado de ejercicios aislados; es un estilo particular del director que lo
diferenció de los otros directores de su época.
La
biomecánica, entonces, es un estilo de montaje propio de Meyerhold que responde
a un momento histórico y a unas necesidades sociopolíticas muy particulares. Lo
valioso de ella está, no en intentar reproducir los montajes o los ejercicios,
sino en captar su sentido profundo que es, complementar el trabajo actoral con
otras disciplinas como la acrobacia, los malabares y las técnicas circenses en
su conjunto. Eventualmente, la biomecánica con su combinación de técnicas
circenses y teatrales, es el antecedente directo de innovaciones como las
impulsadas por el circo contemporáneo, en el cual el principal ingrediente de
diferenciación es la inclusión de elementos teatrales en el circo.
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Excelente radiografía del trabajo de Meyerhold.
ResponderEliminarMuchas gracias Damarius. Te invito a seguir las publicaciones del blog.
ResponderEliminarSaludos.
Muy bueno, muchas gracias!
ResponderEliminarExcelente artículo maestro, gracias por compartir.
ResponderEliminarCon mucho gusto. Gracias por leer el trabajo. Saludos.
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