Calaveras literarias

 

 

Las calaveras literarias han sido a lo largo de los años una tradición para las celebraciones de Día de Muertos en México. Entre sus características más importantes destacan que el tema debe girar en torno a la muerte; que están escritas en verso; el tono es festivo, lúdico y satírico; y los protagonistas de los versos son personajes y situaciones del momento.

Las fuentes parecen estar de acuerdo en que la tradición de las calaveras literarias tiene su antecedente más conocido en la publicación de la obra: La portentosa vida de la muerte de Fray Joaquín Bolaños en 1792. Sin embargo, la fuerte censura colonial impediría que este tipo de publicaciones se generalizara. Por ello, sería necesario esperar hasta mediados del siglo XIX para que este tipo de escritos surgiera como un medio de expresión y crítica social. Combinando ingenio y humor, las primeras calaveras literarias centraban su atención en ridiculizar a las clases adineradas y las injusticias sociales de su momento.

 Ya en el siglo XX, los versos burlescos fueron acompañados de caricaturas políticas que usaban el humor para ridiculizar y criticar los abusos de la clase política. Una de las figuras más destacadas de ese momento fue el grabador José Guadalupe Posada; quien fijó la imagen de la Clavera garbancera —que satirizaba a quienes querían vestirse con ropas europeas en rechazo a su origen indígena—, y que el pintor Diego Rivera rebautizó como La Catrina, en su mural Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central.

Como en los tiempos que corren sigue habiendo desfiguros de la clase política y demasiados muertos por todos lados, parece muy prudente y provechoso utilizar este recurso literario para expresar el descontento social de forma lúdica y jocosa. Porque la risa es el único recurso que le queda a quien no puede más que reírse de sus desgracias.

Así que, sin más preámbulo, dejo aquí mi contribución a la larga tradición de la calavera literaria.


La Catrina burlona

  

La Catrina vino a verme

preocupada de verdad

con su sombrero de flores

pero sin gran vanidad.


"El Mictlán se está llenando

de paisanos por montón

que nos manda el de Palacio

con su mal transformación."

 

"Ya no cabe tanto muerto

por pandemia y corrupción.

Los niños sin medicina

nos llegan en un cajón."

 

"No hay mal que dure cien años

y este mal acabará

colgado de sus zapatos

y metido en un costal."

 

"Ya me voy, no me detengas

voy camino del Mictlán,

y al que mal haga en la tierra

me lo tengo que llevar. "

 

¡Ay Catrina, no me digas!

Has de ser oposición.

Que no te escuche la gente

que sigue a ese gran Señor.

 

Que, aunque aquí hay libre albedrío

y libertad de expresión,

no quieres que te sorprendan

hablando en "conservador".

 

Mejor ya vete a tu tierra

de muerte y desolación.

No me metas en problemas,

no quiero complicación.

 

Y la Catrina se marcha

muy sonriente y muy feliz

llevando ese pan de muerto

que tomó de mi veliz.

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