La biomecánica aplicada
Una vez que tuve una noción más clara de
la biomecánica de Meyerhold, de su impacto en los estudios teatrales, y de su
influencia en las teorías de la actuación, me encontré con que este nuevo
conocimiento me llevaba a más preguntas que necesitaban una respuesta. ¿En
realidad Meyerhold y Stanislavski son tan opuestos? ¿En realidad el mundo de la
actuación está dividido por dos grupos antagónicos que no pueden mezclarse, los
actores formales y los vivenciales? ¿Si elijo la espectacularidad biomecánica
debo renunciar a una actuación “vivencial”? ¿Y si me inclino por la actuación
vivencial debo conformarme con un comportamiento corporal cotidiano? Esa visión
me parecía demasiado cerrada y limitante. A partir de estas preguntas, comencé
a sospechar que podía haber un punto de contacto entre ambos mundos que
permitiera algo así como una “colaboración” entre las dos posturas. Y a esta
hipotética opción de trabajo la llamé: biomecánica
aplicada. Que en esencia sería la combinación armónica de un comportamiento
corporal basado en las técnicas circenses y de estilización biomecánica de Meyerhold,
con una lógica realista que permitiera una actuación vivencial al estilo de
Stanislavski.
Técnicas del cuerpo
Si bien el primer Stanislavski buscaba,
a través del método de la memoria de
emociones, “revivir” ciertas emociones en el actor, en una etapa posterior
desarrolla otra manera de trabajo a la que denomina: método de acciones físicas, que en esencia coincide con las
observaciones de Meyerhold en el sentido de que la emoción es invisible y solo
puede verse a través de las manifestaciones o alteraciones físicas que provoca.
Es decir, no vemos la emoción, sino sus efectos en el cuerpo del actor/personaje,
y entonces, es a través del cuerpo que podemos ver el mundo interior. El cuerpo
se convierte, en ambas propuestas, en el elemento central de la expresividad
del actor. Pero, mientras en Stanislavski, el comportamiento corporal es muy
cercano al de la vida cotidiana, en Meyerhold, es marcadamente espectacular. Entonces,
¿cómo superar esta diferencia tan radical? Porque si nos preguntamos: “¿cómo
reaccionaría yo si estuviera en esta situación?”, pues tal vez responderíamos
que la gente “normal” no anda dando saltos mortales por la calle. Pero, tal vez
ahí está la clave del problema. ¿Qué es lo “normal” cuando hablamos del
comportamiento corporal?
Ugo Volli, miembro del equipo de Eugenio
Barba en el ISTA (International School of Theatre Anthropology), escribe un interesante
artículo acerca de las técnicas del cuerpo incluido en el libro Anatomía del actor publicado en 1988.
Volli sostiene que el comportamiento corporal de las personas inmersas en una
sociedad, no es natural, sino aprendido, y, por lo tanto, conforma diversas
técnicas del cuerpo. La primera gran división que se puede observar en estas
técnicas del cuerpo está dada por las técnicas cotidianas y las
extracotidianas. Las primeras, son empleadas de manera regular, cotidiana y
principalmente inconsciente por la gran mayoría de los miembros de esa sociedad,
su objetivo es práctico y funcional. Las segundas, son más conscientes y
estudiadas, requieren un cierto grado de especialización, no son usadas por la
mayoría de los miembros de esa sociedad, y, normalmente, tienen una finalidad
estética y/o simbólica. Algunos ejemplos de estas últimas pueden ser el comportamiento
corporal de una persona expuesta a una situación de representación o la de
alguien expuesto a una situación ritual.
Una segunda categoría propuesta por
Volli está dada por las técnicas públicas y las técnicas personales. Las
primeras son aquellas en las cuales se requiere estar presente ante testigos,
aun cuando no exista comunicación o intercambio con ellos. Estas técnicas están
culturalmente reguladas. Las técnicas personales, por otro lado, son
actividades que están fuera de la vida cotidiana “normal” de los miembros de
una cultura, pero que pueden ser un trabajo diario de alguien o hasta su
actividad principal. El comportamiento corporal derivado de estas técnicas requiere
de privacidad, se realizan en la intimidad e incluso, pueden necesitar del
secreto. Algunos ejemplos de estas últimas serían el entrenamiento de un
atleta, la meditación de un moje, y el entrenamiento de un actor.
Principios
elementales de la biomecánica aplicada
Entonces, si lo que buscamos es que el comportamiento
corporal acrobático y biomecánico sea verosímil en una situación realista, las
técnicas del cuerpo propuestas por Volli nos ofrecen una opción interesante de
exploración. Y un ejemplo de esto lo podemos observar en la película de 1954 de
Alfred Hitchcok Rear Window (La ventana indiscreta), basada en el
relato de 1942 It Had To Be Murder de
Cornell Woolrich. Las escenas que mejor pueden ilustrar el funcionamiento de esta
combinación entre una corporalidad espectacular inmersa en una situación
realista de manera verosímil, las vemos cuando el fotógrafo, interpretado por
James Stewart, observa por la ventana a su vecina, “Miss Torso”. Este personaje
representa un rompimiento con la cultura corporal cotidiana. Eleva las piernas,
gira y se estira con una soltura y una plasticidad que causan admiración. Pero
lo interesante, es que ella no está representando ante un público, eleva su
pierna y empieza a estirarse mientras se prepara el desayuno. No intenta crear
un efecto en un público, es su técnica personal de entrenamiento, porque ella
es una bailarina que aprovecha sus tareas diarias para seguir ejercitándose.
Entonces, la noción teórica de las técnicas personales ofrece la justificación
necesaria para que el público acepte ese comportamiento corporal como verosímil
dentro de esa circunstancia específica.
Una segunda posibilidad, la de los
estados alterados: locura o embriaguez, la encontramos en la película de 1920: High and Dizzy (El borracho y la sonámbula), estelarizada por Harold Lloyd. Aquí,
la justificación para el comportamiento acrobático del personaje, está dado por
la embriaguez. El personaje hace todo tipo de despliegues de equilibrio en la cornisa
de un edificio, pero, otra vez, el público puede aceptar ese comportamiento
como algo verosímil dentro de la circunstancia concreta que se le presenta.
La última posibilidad que encuentro, se
refiere a que la escena se sitúe en un tiempo o lugar que obligue a los
personajes a modificar la cultura corporal cotidiana. Una vez más, podemos
encontrar un claro ejemplo de esto en una película, en este caso, Gravity (Gravedad), película británico-estadounidense dirigida por Alfonso
Cuarón y estelarizada por Sandra Bullock. La película, estrenada en 2013,
presenta una cultura corporal distinta o distante, porque, como su nombre lo
dice, tiene como elemento fundamental la falta de gravedad que altera la manera
en la que los cuerpos de los personajes se relacionan con los objetos y su
entorno.
Así las cosas y para cerrar esta
reflexión, pienso que esta colaboración entre las posturas de Meyerhold y
Stanislavski a la que he llamado biomecánica aplicada, no es solo una ociosidad
teórica. Me parece que rescata lo mejor de ambos mundos, y propicia en el
espectador, una fascinación que no se logra trabajando con las posturas por
separado. Y lo único que se necesita, es una correcta justificación del
comportamiento extracotidiano a través de las técnicas personales, la locura/ embriaguez,
o la cultura corporal distinta o distante.
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