Teatro y campo laboral (Segunda parte) o cómo salir de un sistema perverso


     En la entrada anterior del blog presentaba la situación laboral de los medios más "visibles" para los egresados de una licenciatura en teatro o actuación. Y aunque existen también otras opciones - que desarrollaré en una próxima entrada - estos ejemplos son suficientes para darnos cuenta de que  algo no está bien. Estos medios, que en general podríamos llamar de corriente dominante - y aquí me parece que el termino "dominante" es adecuado pues implica una relación inequitativa en la cual hay un "dominador" y muchos "dominados" - ejemplifican de manera bastante precisa, un sistema perverso que se ha impuesto - para la desgracia de los muchos y beneficio de los muy muy pocos - no sólo en el terreno artístico y cultural, sino principalmente en toda la vida nacional. 



     Para muestra, tres datos: a) en México - de acuerdo a la nota aparecida en el Universal del 27 de julio de 2015 - 46.2% de la población vivía en situación de pobreza; b) nuestro país es el segundo más inequitativo de los 34 miembros de la OCDE (Organización de Cooperación y Desarrollo Económico); y c) mientras el salario mínimo apenas aumentó a $80 pesos diarios, los "honorables" diputados se asignaron casi  $2 millones de pesos de salario anual libre de impuestos para este año. Ante un panorama tan obsceno, no sorprende que la inseguridad, el resentimiento social, y la indignación ciudadana vayan en aumento. Lo verdaderamente sorprendente es que no se haya llegado a un estallido social generalizado.

     Lo que podemos observar es que, tanto en el ámbito nacional, como en el específico del arte y el teatro, estamos entrampados en un sistema perverso y vertical en el que los "pocos" privilegiados tienen el poder de decidir sobre el destino de los "muchos" desposeídos. Aunque nos intenten engañar para que pensemos que su sistema es democrático, legítimo y nos lleva al mejor de los mundos  posibles, en realidad es un sistema aristocrático. No hay que olvidar que etimológicamente, aristocracia significa "el gobierno de los mejores". Y a todas luces, en todas las esferas de la vida nacional, y por supuesto también en el teatro, los aristócratas en el poder no pierden oportunidad para restregarnos en la cara que son "los mejores", los más talentosos, creativos y más geniales, y por eso tienen derecho de estar en donde están. Pero un sistema que beneficia a unos pocos y sume en la miseria o margina de sus beneficios a la mayoría, no puede considerarse como justo, equitativo y democrático.

     El primer actor por encima de los actores de reparto; la primera bailarina sobre el cuerpo de baile y finalmente la estrella o rock star, son sólo algunos ejemplos de cómo este sistema aristocrático ha permeado hasta en los ámbitos más insospechados del imaginario colectivo. Hoy por hoy, los aristócratas en el poder fomentan y enaltecen la competencia como el camino para ascender en la escala social. Nos dicen que la competencia saca lo mejor de nosotros y en un sentido perverso, eso es cierto, pues saca lo mejor de nosotros y nos deja lo peor: la envidia, el resentimiento, la animadversión y la puñalada trampera para que nos destrocemos entre nosotros y les dejemos el camino libre para seguir gozando de sus privilegios. Lo peor del caso es que muchas escuelas de teatro asumen, difunden y perpetúan este sistema de competencia desde los procesos de selección.



     Afortunadamente el teatro es el reino de los mundos posibles; es un espacio mágico que nos permite reinventar la realidad y transformarla. Como muestra, sólo un ejemplo. Durante muchos años el FONCA  ha introducido un sistema aristocrático de privilegios. Un pequeño grupo de aristócratas iluminados ha impuesto a la mayoría sus ideas sobre lo que es el arte y nos ha hecho creer que agradarlos, es el único camino para realizar nuestros proyectos. Se han empeñado en crear clones de sí mismos y por eso les molesta la diversidad. Sin embargo, en el pasado reciente ha surgido un modelo que revoluciona el sistema de proyectos y despoja a los aristócratas del FONCA del poder absoluto: el Crowdfunding o Financiamiento colectivo.


     La diferencia es patente entre un modelo y otro. Mientras en el modelo del FONCA una minoría decide y valora sobre la mayoría; el financiamiento colectivo en cambio pone a la mayoría a decidir sobre un proyecto. El primero fomenta la competencia mientras el segundo promueve la colaboración. El modelo del FONCA promueve el individualismo mientras que el Financiamiento colectivo impulsa el trabajo en equipo y la solidaridad social. El primero despoja a la sociedad del poder de decidir y la lleva a la pasividad, el segundo la empodera generando una sociedad activa y participativa. Los aristócratas del FONCA deciden en lo "oscurito", mientras iniciativas como Kickstarter (antes Fondeadora) están abiertas, pueden ser consultadas en línea a lo largo de todo el proceso y es finalmente la sociedad quien decide si el proyecto debe o no ser apoyado.


     Finalmente me parece que es responsabilidad de las escuelas y los profesores, preparar a nuestros alumnos, no para insertarse en el mercado laboral, sino para generar iniciativas que lo mejoren. Alguien alguna vez me dijo que no todos pueden ser actores y yo digo ¿por qué no? También, que no todos pueden ser artistas, y yo digo ¿por qué no? Si todos fuéramos artistas, éste sería un mundo mejor. Hay que empezar a romper paradigmas y reinventarnos con un espíritu de colaboración. Porque nuestras acciones tienen un impacto social, y tarde o temprano, todo lo que hicimos regresa a nosotros como un bumerang.

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Comentarios

  1. Completamente de acuerdo con usted mi estimado Marco Novelo, vivimos en una aristocracia disfrazada de democracia.

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  2. Los hechos apuntan a que es así. Tendríamos que empezar a cambiarlo. Gracias por tu comentario.

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  3. Y para no hablar sin conocimiento de causa, abrí un proyecto en la plataforma de Kickstarter. la liga es:
    https://www.kickstarter.com/projects/1745403826/3114-el-teatro-tambien-se-lee
    Agradecería mucho si la revisan. Si pueden colaborar, ¡genial! Y si no, al menos difundirla con personas que puedan interesarse. Gracias.

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