Otra manera de ver el teatro

    
      ¿Hay vida en el teatro fuera de las opciones tradicionales? Esa  es una pregunta recurrente que muchos egresado y no pocos veteranos del ambiente teatral nos hacemos cuando vemos las difíciles condiciones del mercado actual. En una entrada anterior del blog (Teatro y mercado laboral), reflexionaba sobre lo que yo veo como condiciones inequitativas, elitistas y aristocráticas del teatro de hoy. Sin embargo, a lo largo de los años aprendí que hay otras maneras de ver el teatro.
  

     1. ACTITUD. Recuerdo una ocasión - durante la celebración por el Día Internacional del Teatro - en la que pusieron a tres profesores en el escenario - yo era uno de ellos - a comentar con los alumnos de actuación sobre nuestra experiencia en el teatro. Para mí fue sorprendente que mis colegas manifestaran cuánto les había costado dedicarse a esta carrera; los sufrimientos; sacrificios; matrimonios fallidos; soledad; etc. La impresión que quedaba después de escucharlos era que esta carrera era una especie de apostolado para mártires del arte, llena de sufrimiento, carencias y abnegación. Para mi fortuna, fui el último en compartir mi experiencia, que al contrario de mis colegas, era bastante gozosa. Entre las cosas que dije en esa ocasión, estaba que gracias a que había empezado a hacer teatro, había podido dominar mi timidez; había superado mi pánico a hablar en público; me había hecho más empático y había entendido lo que significa trabajar en equipo; que esta profesión me hacía muy feliz y que gracias a ella había podido mantener económicamente una familia; que hacía lo que me apasionaba y que podía vivir dignamente de ello.
     Lo que es cierto, es que para nadie es fácil, sin embargo, la actitud que tomamos ante el esfuerzo realizado puede cambiar radicalmente nuestra visión y eventualmente, cómo nos sentimos con los resultados. Porque tenemos la opción de decidir cómo sentirnos ante los problemas que encontramos en el camino. Podemos sufrir el fracaso y azotarnos por las paredes auto flagelándonos, o tomarlo como un aliciente para buscar nuevas maneras de hacerlo. Lo que es un hecho es que todos hemos fracasado muchas veces. Las personas exitosas no son las que menos se caen, sino  las que están dispuestas a levantarse siempre. Y me parece que esta actitud tiene que ver mucho con el por qué hacemos teatro.
     Mi recuerdo más antiguo en este sentido se remonta a cuando yo tenía como 5 o 6 años. Asistí a una función en el Teatro Orientación de una compañía llamada "El zapatero remendón". Imagino que era una compañía de repertorio tipo la que tenía por esas fechas Cachirulo con el "Teatro Fantástico ". Probablemente presentaban cuentos clásicos de los Hermanos Grimm o algo así. En todo caso, sólo recuerdo cuando las luces se apagaron y al abrirse el telón, apareció un bosque mágico iluminado de los más bellos colores; sentí una felicidad tan absoluta que desbordaba mi pequeño corazón y yo sólo pude decir: ¡Guau! Ese instante mágico quedó grabado en mi memoria para siempre; es como una luz que se pasa de mano en mano, y yo sólo soy un eslabón más de la cadena, porque cuando la felicidad es tan descomunal, no queda más que compartirla. Por eso hago teatro. Porque sé que esa pequeña lucecita es la que hace de este, un mundo mejor.
2. FLEXIBILIDAD. En un curso que tomé hace algunos años, nos platicaban sobre unos ratones de laboratorio a los cuales les ponían un trozo de queso al final de una serie de tubos. Cuando el ratón se había acostumbrado a pasar por un tubo para obtener el queso, se lo bloqueaban. Al ver el acceso a su alimento cerrado, el ratón se cambiaba de tubo hasta encontrar el camino libre hasta el queso. Es curioso que un ratón, con una inteligencia supuestamente menor a la del ser humano, aprenda a cambiarse de tubo, mientras que la mayoría de los humanos seguimos empeñados en buscar dentro del mismo tubo bloqueado.
     Esto implica la necesidad de ser flexibles. Hay que entender que en la realidad, el cambio es una constante y que la fórmula que le funcionó a otro, no necesariamente nos va a funcionar a nosotros; incluso, que lo que nos funcionó a nosotros antes, no necesariamente nos va a funcionar hoy. Y podemos sentarnos a llorar porque la vida no es como antes o buscar alternativas. ¿Hay otras maneras de hacer teatro fuera de los circuito mainstream o formándonos en la interminable lista de suspirantes del FONCA? Pues aquí algunas opciones.
a) Teatro para niños. Esta especialidad ha tenido un gran impulso en las dos últimas décadas en todos los ámbitos de la actividad teatral: producción de espectáculos; actuación; dramaturgia; dirección e investigación. Paradójicamente sólo tres universidades la contemplan como materia curricular de estudios: Colegio de Literatura Dramática y Teatro de la FFyL UNAM; Licenciatura en Arte Dramático en la BUAP y Licenciatura en Teatro y Actuación Universidad Anáhuac México. De esta especialidad se derivan varias opciones interesantes como...
b) Teatro de Títeres. También es una especialidad y aunque hay espectáculos para adultos, normalmente se le ha relacionado con el teatro para niños. Existen distintas técnicas y se pueden realizar espectáculos completos con muy pocos actores-titiriteros. Las producciones son mucho más económicas que las de una puesta en escena con actores y son fácilmente transportables. Lo cual genera un círculo virtuoso: pocos actores + eficiencia máxima en costos = alta viabilidad.
c) Técnicas circenses. Mimos; payasos; zanqueros; malabaristas; danza aérea... Por increíble que parezca, los actores capacitados en alguna de estas especialidades tienen una ventaja competitiva sobre quienes no las tienen y normalmente no les falta el trabajo en espectáculos de todo tipo.
d) Museos. Aunque es algo relativamente reciente, algunos museos como el UNIVERSUM o el MIDE tienen compañías de actores base realizando varias temporadas al año. El MIDE tiene el programa "Clásicos de la Economía" donde actores interpretan a economistas famosos interactuando con el público.
e) Doblaje. Un actor con una voz bien educada puede colocarse en la industria del doblaje y en los castings de voz para comerciales. Es una opción muchas veces menos competida que la de los castings tradicionales.
f) Educación y capacitación. Además de las compañías que producen obras para consumo en escuelas de distintos niveles, algunas otras (pocas en realidad) crean obras para capacitación de empleados, seguridad en el trabajo, liderazgo, etc. Aquí también, la competencia es mínima y las posibilidades aumentan constantemente.
g) Fiestas infantiles y eventos privados. Aunque para muchos, esta opción puede parecer un tanto extraña a su profesión, tengo unos amigos que tiene su propia compañía desde hace cerca de 20 años y dan como 20 funciones a la semana de sus espectáculos de títeres, lo que les ha permitido consolidarse y vivir bastante bien de su trabajo.
     Y finalmente, me parece que lo mejor que un estudiante puede hacer es empezar a crear un equipo de trabajo con sus compañeros. El teatro es un fenómeno social y no puede hacerlo una persona sola. Un actor aislado es vulnerable y no le queda de otra que alquilarse al mejor postor como un soldado mercenario. Cuando un actor se junta con otro actor y ambos con un escritor, un director, un productor formando un equipo de trabajo, todo cambia y las posibilidades de éxito se multiplican.    

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