Divergencias


            Por más de 30 años he estado vinculado - en ámbitos muy diversos - a la educación, la investigación y la creación en el teatro para niños y jóvenes. A partir de estas experiencias, me he propuesto realizar un diagnóstico basado en 5 indicadores. La Formación se refiere a la labor del sistema educativo escolarizado con programas de licenciatura, maestría y doctorado enfocados en la especialización de nuevos cuadros de profesionales del teatro, y la incorporación de materias dedicadas específicamente al teatro para niños y jóvenes. La Creación contempla el volumen y calidad de los trabajos artísticos generados incluyendo textos dramáticos, puestas en escena, grupos y creadores artísticos. La Reflexión es el proceso de generar conocimiento a partir de una realidad escénica. Aquí toman parte la investigación y la crítica especializada en forma de reuniones, coloquios, mesas redondas, publicaciones teóricas y metodológicas. La Legislación se ocupa de crear un ambiente legal propicio para el desarrollo del arte en general y del teatro para niños y jóvenes en particular. Esto incluye también los programas institucionales de fomento, accesibilidad a becas, subsidios y patrocinios. Y finalmente la Recepción que contempla la percepción del público reflejada en la asistencia a los espectáculos y grado de satisfacción de sus necesidades y expectativas.

En 2006 contabilicé 14 universidades que ofrecían licenciaturas en teatro o actuación pero ninguna tenía la opción de estudios de posgrado. En 2015, el número de universidades que ofrecen estas carreras se ha incrementado a 23; de ellas, 5 tienen programas de maestría y - aunque todavía no existe un programa de doctorado específicamente en teatro - hay al menos 3 programas que lo contemplan como línea de investigación: Doctorado en Creación y Teorías de la Cultura (Universidad de las Américas Puebla); doctorado Interinstitucional en Arte y Cultura (Universidades Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, de Aguascalientes, de Guadalajara y de Guanajuato); y el doctorado en Letras Modernas línea de investigación Teatro (Universidad Iberoamericana).
Dr. José Ramón Alcántara Mejía.

        En este sentido es importante destacar que aunque el panorama de la formación profesional en teatro ha experimentado un incremento evidente – incluyendo no sólo a universidades públicas sino también a 3 universidades privadas - el panorama en lo referente al teatro para niños se ha mantenido prácticamente inmóvil. En su publicación del 2000, Socorro Merlín proponía que: “El teatro para niños posee un carácter altamente específico, es un posgrado.” (9) Sin embargo, a la fecha, sólo dos programas de licenciatura incluyen al teatro para niños como materia, por lo que los interesados en este tipo de teatro se siguen formando de manera autodidacta en la práctica y muy pocos tienen la oportunidad de recibir una formación más sistemática. El programa universitario más estable en este momento en lo referente a la formación de profesionales en el teatro para niños parece ser el de la licenciatura en Literatura Dramática y Teatro de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
        En el área de la creación, los grupos dedicados a esta actividad nacen y desaparecen constantemente; además, muchos de ellos se ubican también como titiriteros, payasos o grupos multidisciplinarios, por lo que es difícil contabilizarlos con precisión. Y aunque en 2011, el Programa de Teatro para Niños y Jóvenes del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) tenía registrados en su agenda de creadores – entre directores, dramaturgos y grupos a 218 en todo el país, cálculos conservadores deben arrojarnos un promedio de entre 250 y 300 grupos activos hoy en día dispersos a lo largo del territorio nacional. Una rama de la creación más fácil de contabilizar es la dramaturgia. En este sentido una fuente de información interesante es El teatro para niños en México, una aproximación  de Hugo Salcedo  que ofrece un breve recorrido por la creación dramatúrgica para niños comenzando con José Joaquín Fernández de Lizardi en 1815, siguiendo con las colecciones editadas por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en la segunda mitad del siglo XX y cerrando con las coediciones del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA) y editoriales como Editores Mexicanos Unidos y Ediciones Corunda.  

Posteriormente Sofie de Wulf - becaria de la Asociación Internacional de Teatro para la Infancia y la Juventud (ASSITEJ México) en 2007 - generó un catálogo que incluye 1450 textos dramáticos dedicados a este público. La información abarca textos registrados entre 1922 y 2007 teniendo como fuente principal los archivos de la Sociedad General de Escritores de México (SOGEM). Este catálogo – inédito hasta hoy - tiene un alto valor documental y podría detonar una gran variedad de trabajos de investigación y análisis. También en relación a la dramaturgia, hoy está a disposición de los interesados, otra fuente valiosa de información: el sitio web de Dramaturgia Mexicana; que gracias a la iniciativa de un grupo de dramaturgos contemporáneos, permite acceder a catálogos, biografías e incluso descargar los textos para su consulta. Hasta el día de redacción de este trabajo, la sección de Teatro para niños y niñas incluía 43 obras. Además de estos esfuerzos, la revista Paso de Gato tiene un número monográfico dedicado al teatro para niños y sus Cuadernos de Dramaturgia para Joven Público con 26 títulos. 



Por otro lado, la reflexión en torno al teatro para niños y jóvenes es quizás uno de los aspectos menos trabajados en nuestro país. En una conversación personal sostenida con el director del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información Teatral - Rodolfo Usigli (CITRU) Ricardo García, en torno al teatro para niños, me reveló que ninguno de los investigadores del Centro está realizando trabajos en esa área. Por tal motivo, actividades como el Coloquio Internacional de Teatro para Niños y Jóvenes impulsado por ASSITEJ México de 2007 a 2011, se convierten en sucesos de una gran relevancia. En entrevista para el periódico El Universal, Marisa Giménez Cacho, funcionaria oficial del INBA reconoce que: “El Centro de Teatro Infantil considera que es un buen momento para pensar, repensar y reflexionar sobre el teatro para niños, qué alcance tiene y cuántos niños mexicanos tienen acceso a este arte.”  Durante las 5 ediciones del Coloquio, participaron especialistas de Bélgica, Colombia, España, Estados Unidos, Gabón, Nicaragua, Perú y México reflexionando sobre diversas temáticas anuales: “Identidad y Rescate Cultural” (2008), “Retos y Oportunidades del Teatro para Jóvenes” (2009), “Métodos Alternativos de Creación y Producción” (2010) y “Entre la Ficción y la Realidad” (2011). Coloquios como este, promueven la formación de nuevos cuadros de investigadores y la generación de conocimiento, principalmente entre la comunidad universitaria, por lo que es un esfuerzo que debería tener una continuidad. Afortunadamente algunas de las ponencias están todavía disponibles para su consulta en el sitio web de ASSITEJ México. Por su parte, la Dra. Laura Guerrero, titular del Seminario en Literatura Infantil y Juvenil de la Universidad Iberoamericana, impulsa a un brillante grupo de alumnos de posgrado que contempla la apertura de una nueva línea de investigación en Teatro para Niños y Jóvenes, del cual podremos esperar excelentes trabajos de reflexión en un futuro próximo. Por su parte, la crítica especializada se ha reducido enormemente en los últimos años. Actualmente se ha refugiado principalmente en algunos diarios y en revistas como Paso de Gato y Tiempo Libre; o en blogs.



        La legislación responde a diversos criterios que cambian con cada sexenio. Sin embargo, en la actualidad, hay tres programas institucionales que inciden directamente en nuestra actividad. El INBA alberga dos de ellos: el Programa de Teatro para Niños y Jóvenes que realiza temporadas a lo largo del año en sus teatros; y durante el mes de marzo El Maratón de Teatro para Niños y Jóvenes iniciado en 2007 y que en este año llegó a su 8va edición. El otro, es el Programa de Teatro Escolar, que en coordinación con la SEP ofrece puestas en escena para niños en edad escolar, ya sea en teatros o en las mismas escuelas. Por su parte, el CNCA tiene el Programa de Alas y Raíces, que provee de espectáculos a espacios culturales que no tienen una oferta propia. El acceso a estos programas se da a través de convocatorias anuales. La modalidad de las convocatorias – introducida por el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA) - se ha impuesto en el ámbito cultural, y en la actualidad ha sido adoptada prácticamente por todos los espacios escénicos disponibles para esta actividad.  Por otro lado, aunque los trámites burocráticos, los requisitos fiscales y un ambiente de competencia excesiva fomentan más la fragmentación que la unión; más la pasividad que la participación entre los hacedores de teatro, algunas iniciativas - cristalizadas en asociaciones civiles - han logrado sobrevivir. Entre ellas están el Centro Mexicano de Teatro; la Asociación Mexicana de Investigación Teatral (AMIT), la Unión Internacional de Marionetistas (UNIMA) y la ASSITEJ México.



        Finalmente en lo que respecta a la recepción, la SEP en su Plan Educativo 2011 incluye a la enseñanza de las artes como materia obligatoria de los programas de estudio de los niveles de preescolar, primaria y secundaria. Sin embargo, aún no están consideradas como materias medulares pues se les dedica únicamente 1 hora por semana. Aunque la materia busca desarrollar en los alumnos no sólo la capacidad de realizar actividades artísticas, sino también la de apreciarlas como público, en lo que respecta al teatro, parece que no se ha logrado la meta.

La Encuesta nacional de hábitos, prácticas y consumos culturales elaborada por CNCA en 2010 muestra que a nivel nacional, 32% de los encuestados había asistido alguna vez al teatro y sólo el 1% asistió a una función de teatro infantil. En nota de Mónica Mateos-Vega aparecida en La Jornada, el economista Ernesto Piedras menciona que:


[…] los datos de la encuesta nacional no hacen más que reflejar que el común denominador en el país en materia cultural es la carencia, “pero eso no es lo que más nos preocupa, sino la equidad”, pues hay lugares donde prácticamente no se tiene ningún contacto con la cultura.


Conclusiones


        A partir de estos datos podemos decir que el teatro para niños y jóvenes sigue siendo extremadamente elitista y estando fuera de la realidad cotidiana de los mexicanos. La cobertura está centralizada en la capital del país y ciudades de algunos estados, pero las zonas rurales, las zonas indígenas e incluso zonas urbanas de bajo nivel económico, quedan marginadas. Este ambiente propicia la inequidad; el disfrute del arte queda condicionado por el poder económico; la minoría es la que tiene el acceso a los beneficios y la mayoría queda al margen de ellos; fomenta el resentimiento social, el egoísmo, la pasividad y la fragmentación; que los términos “alta calidad” o “alta cultura” se transformen en herramientas de discriminación y exclusión  fomentando la uniformidad en detrimento de la diversidad, la divergencia y las posturas críticas; y que  la brecha entre los que más tienen y los que menos tienen se haga cada vez más grande.

Comentarios

Entradas Populares