Sahagún y los titiriteros
Paso la tarde
con unos amigos viendo un partido de futbol por televisión. Ante una decisión
polémica del árbitro, uno de mis amigos grita: “¡Árbitro vendido!” y otro lo
secunda diciendo: “¡Títere!” Todos reímos ante la ocurrencia y luego me quedo
pensando: ¿Desde cuándo hay títeres? Mientras en este contexto, la
palabra títere está cargada de una connotación negativa, en su origen, está
relacionada con lo sobrenatural y las fuerzas divinas.
En sus inicios
esta actividad estaba en los terrenos del misterio y de la magia. Se piensa que
el títere es la evolución de los primeros ídolos o representaciones de deidades,
personajes mitológicos y grandes héroes,
que al ser articuladas, cobraban vida para representar los misterios
religiosos. Así lo atestiguan varias fuentes históricas. Se han encontrado
rastros de la actividad de titiriteros desde el antiguo Egipto hasta China, La Isla de Java, Grecia, Roma e
incluso, el México Precolombino.
Para este
último, una de las fuentes más importantes la ofrece el libro Historia General de las Cosas de Nueva
España escrito por fray Bernardino de Sahagún. El fraile franciscano es
autor de varias obras que han sido fundamentales para el estudio del México
antiguo, en especial de los pueblos de lengua náhuatl. En la redacción de su
monumental Historia General, Sahagún
se vale de una serie de informantes indígenas, primero en el Colegio de Santa
Cruz de Tlatelolco y luego en el Convento de Tepeapulco. Sus rigurosos métodos
de investigación y recolección de datos directamente de las fuentes indígenas,
han hecho que grandes estudiosos modernos como Ángel María Garibay y Miguel
León Portilla lo consideren como el primer antropólogo de América y precursor
de la etnografía.
En su libro,
Sahagún nos habla de lo que a todas luces parece un titiritero precolombino:
“In
Teuquiquixti, quien hace saltar a los dioses se llama uno como juglar. Allá
entra en la casa de los señores, en el
patio se paraba. Luego sacude su morral, lo agita, llama lo que hay en su
morral. Luego van saliendo unos como niñitos. Bailan, cantan y representan.
Luego otra vez sacude su morral y van
entrando, se colocan en su morral. Y por esto se gratificaba a In Teuquiquixti,
quien hace saltar a los dioses.”
De esta
descripción podemos deducir algunas características de estos titiriteros
prehispánicos y de su actividad:
- Las
temáticas estaban ligadas a la mitología nahua y los personajes eran
deidades.
- Para los
tiempos de Sahagún, parecen haber evolucionado de ser actividades de tipo
puramente ritual a eventos de divertimento profano que se realizaban en la
casa de los señores y no en los templos o plazas públicas.
- Un solo
titiritero animaba a todos los personajes.
- Representaban
sin teatrino (escenario especial diseñado al tamaño de los títeres) y sólo
utilizando un morral para ocultar y transportar sus personajes.
- El tamaño
de las figuras los asemejaba a “niñitos”.
- La
representación incluía baile, canto y una pequeña historia probablemente
dialogada.
- El titiritero era un profesional que recibía una compensación económica por su trabajo.
En la
actualidad, el arte de los títeres se ha extendido por todo el mundo y existe
una agrupación internacional dedicada a su difusión y desarrollo: la UNIMA (Unión Internacional
de Marionetistas) dependiente del Instituto Internacional del Teatro y la UNESCO. Aunque
comúnmente se relaciona el teatro de títeres con un público infantil, hay manifestaciones de esta actividad para
todas las edades.
Si te interesa
este tema te recomiendo leer la Historia General de las cosas de Nueva España de Fray
Bernardino de Sahagún, y si lo que quieres es leer obras de teatro para
títeres, te recomiendo consultar la página Dramaturgia Mexicana donde
encontrarás obras como Alicia en el país
de las alcantarillas de Iván Olivares, Dibújame
una vaca de Amaranta Leyva y Lentes
de lluvia de Marco Novelo.
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Felicidades a todos esos artistas que llenan el corazón de chicos y grandes de alegría, reflexión y magia: los titiriteros. 21 de Marzo, ¡Día Mundial del Títere!
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