Godot o la desesperanza
Estoy sentado al pie de un pequeño árbol sin hojas
esperando. Después de 30 minutos, empiezo a dudar si es realmente aquí el lugar
de mi cita. Reviso mi teléfono…no hay mensajes. Miro a un lado, luego al otro y
acabo observando las palmas de mis manos. La situación me parece extrañamente
familiar y recuerdo a Vladimir y
Estragón, personajes de la obra de Samuel Beckett, Esperando a Godot, quienes al inicio de la obra se encuentran al pie
de un árbol para esperar a un personaje misterioso llamado Godot que al parecer
puede resolverles todos sus problemas.
Publicada
en francés en 1952 y estrenada en París un año después, Esperando a Godot es una de las más importantes exponentes del
Teatro del Absurdo, corriente que tiene su mayor apogeo después de la Segunda Guerra
Mundial.
Aunque Beckett negó repetidamente
que el nombre Godot tuviera alguna relación con la palabra God (Dios), resulta difícil
ignorar las referencias a este tema en el texto y una visión pesimista de la fe
y la religión. En los primeros momentos
de la obra, Vladimir le pregunta a
Estragón si ha leído la Biblia ,
luego le cuenta la historia de los ladrones crucificados al mismo tiempo que
Jesús y pregunta:
“¿Cómo se comprende que de los
cuatro evangelistas sólo uno presente los hechos de ese modo? Se hallaban allí
los cuatro. Y sólo uno habla de un ladrón salvado. ¿Por qué darle más crédito
que a los otros?”
A lo que Estragón responde: “La
gente es estúpida.”
Tras los horrores de la guerra en
Europa, el pesimismo imperó y la gente empezó a cuestionar seriamente la
existencia de Dios. Algunos pensadores llegaron a la conclusión de que era
imposible para el ser humano comprobar su existencia, por lo que era una
cuestión de decisión: creer o no creer. La primera opción los obligaba a
obedecer los lineamientos de la fe, la segunda les ofrecía la libertad pero a
un alto precio: tras la muerte no hay nada y entonces, nuestra existencia es
absurda.
La obra funciona como una alegoría
de la condición humana y critica de una manera sarcástica y divertida las
relaciones interpersonales, el poder, la civilización, el progreso y por
supuesto, la fe.
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-¿Y qué hacemos mientras?
ResponderEliminar-Esperar a Godot
O dejar de esperar a que las soluciones lleguen de alguien más y buscar la solución nosotros mismos.
ResponderEliminarGracias por tu comentario.