Por qué salir del tiempo
Tal vez en
alguna ocasión te has sentido como un extranjero. Los lugares, los sonidos, los
aromas, y todo a tu alrededor parece extraño, diferente y lejano. Deambulas por
las aceras de las calles, topándote con seres que parecen extraídos de una
película de ciencia ficción. A los ojos de los demás, tú eres alienígena, eres
tú quien está fuera de lugar. Y en lo más profundo de tu ser, existe la
convicción de que no puedes adaptarte a un mundo tan extraño, tan insólito, tan
incomprensible.
En ese momento, el "sinsentido" del universo de Lewis Carrol adquiere un nuevo significado. Quizás te envuelva la angustia; quizás te falte el aliento. Sabes que la sombra agigantada de la soledad te sigue. Espera para cebarse en tu cuerpo putrefacto. Y la sensación del hedor en tu cerebro, desencadena imágenes de Las flores del mal.
En ese momento, el "sinsentido" del universo de Lewis Carrol adquiere un nuevo significado. Quizás te envuelva la angustia; quizás te falte el aliento. Sabes que la sombra agigantada de la soledad te sigue. Espera para cebarse en tu cuerpo putrefacto. Y la sensación del hedor en tu cerebro, desencadena imágenes de Las flores del mal.
Todos te observan.
Miles de miradas manoseando tu cuerpo, tu rostro, tus pupilas. La morbosa
contemplación te hace sentir deforme y monstruosamente desvalido. Seguramente
algo así debió sentir Gregorio Samsa mientras su cuerpo se transformaba en
cucaracha. Y te preguntas, ¿cómo es que sucedió; en qué
momento dejé de pertenecer a la raza humana; cómo fue que pasó, sin darme
cuenta, sin poder evitarlo, sin tener una advertencia?
Corres - o, mejor
dicho ¡huyes! - esforzándote en no atropellar tu dignidad ofendida. Pero es inútil.
Buscas un sentido - un lugar para tu vida - esperando tener la suerte de Felipe
Montero - el joven protagonista de Aura - que encuentra en un anuncio de periódico una aventura que
supera sus expectativas, y el amor que todo lo transforma.
Desciendes por
una calle empinada como Juan Preciado, y lamentas no tener un
arriero a tu lado que te diga que Comala está en la mera boca del infierno.
Porque parece que hacia allá vas. Y lamentas no tenerlo para que te dé
direcciones, indicaciones, recomendaciones, de cómo moverte por ese Comala lleno
de espectros, de ecos y lamentos de tiempos inmemoriales.
Y te gustaría
tener un guía como Virgilio que te lleve a través de los infiernos, o la templanza de Ulises, que, tras veinte años de vagar por tierras extrañas, sigue tenaz en su
empeño de llegar a su Ítaca querida, y a los brazos de Penélope, su amante
esposa.
Te detienes y miras sobre el hombro, así entiendes que, a veces, para soportar este mundo, debes salirte de él. Que salir parece una evasión de la realidad, pero que, a veces, necesitas alejarte del mundo para poderle dar sentido. Y que a veces, la realidad se comprende mejor en la ficción de un libro.
Te detienes y miras sobre el hombro, así entiendes que, a veces, para soportar este mundo, debes salirte de él. Que salir parece una evasión de la realidad, pero que, a veces, necesitas alejarte del mundo para poderle dar sentido. Y que a veces, la realidad se comprende mejor en la ficción de un libro.
Tal vez, los escritores, somos unos inadaptados; y por eso, necesitamos crear otros mundos
donde la vida tiene sentido. Tal vez, los lectores, necesitamos viajar a otros
mundos, a otros tiempos; porque es ahí y sólo ahí, donde nosotros podemos encontrarnos y reconocernos.
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