Así que pasen cinco años
Entre sus textos dramáticos más
conocidos destacan Bodas de sangre, Yerma y La Casa de Bernarda Alba. Es interesante además
notar que combina la prosa y el verso en varias de sus obras, trascendiendo el
realismo para crear universos fantásticos y simbólicos de una profunda belleza.
Tal vez una de sus obras más herméticas sea Así
que pasen cinco años.
Con lo que parecen influencias del
surrealismo, la escritura automática, la influencia del inconsciente y los
sueños, García Lorca construye un extraño mundo en el que su protagonista, El
Joven, alterna con lo que parecen desdoblamientos de su personalidad en un
ambiente onírico. El viejo que vive de sus recuerdos:
“Me gusta tanto la palabra recuerdo.
Es una palabra verde, jugosa. Mana sin cesar hilitos de agua fría. Y es
curioso: ¿no la ve destacarse sobre un cielo claro de alba?”
El Amigo que explora el deseo pero
que no concreta el placer:
“Ayer hice tres conquistas y como
anteayer hice dos y hoy una, pues…resulta… que me quedo sin ninguna porque no
tengo tiempo.”
Y la frase que da nombre a la obra y
que nos remite a un rasgo de la personalidad del Joven: postergar. Toda su vida
ha postergado el amor. Durante cinco años ha idealizado a su novia hasta que
ella lo abandona por un jugador de Rugby, luego voltea hacia la mecanógrafa que
siempre lo ha amado pero también aplaza la consumación de su amor y finalmente,
se enfrenta a tres jugadores de cartas que parecen representar a las parcas.
García Lorca parece decirnos que
postergar el amor es el camino más seguro hacia la muerte.
Te invito a leer Así que pasen cinco años de Federico
García Lorca una obra llena de interesantes simbolismos y de un lirismo
excepcional.
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